En Estagira, pequeña ciudad dominada por los macedonios, nació Aristóteles […] Aun en sus especulaciones más abstractas Aristóteles, a diferencia de Platón, tendrá siempre en cuenta los acontecimientos del mundo físico, hasta el punto de que muchas de sus obras pertenecen más estrictamente a la ciencia que a la filosofía […] Desde muy joven Aristóteles se integró a la civilización ateniense. Estudió en la Academia, guardó toda su vida una admiración profunda por Platón y afirmaba que su amor por Platón sólo era inferior a su amor por la verdad. Fundó en Atenas el Liceo, segunda gran escuela en el mundo occidental, donde enseñaba a medida que caminaba por los jardines (de ahí el nombre de peripatéticos o paseantes que se suele dar a los discípulos de Aristóteles) […] La obra de Aristóteles […] escrita en forma sistemática, constituye una serie de verdaderos tratados que son, al mismo tiempo, una verdadera enciclopedia del saber antiguo. Así en Aristóteles se realiza, cuando ya Grecia entra en plena crisis política, una de estas grandes summae que, en el curso de la historia, suelen servir de última manifestación de una época y de material para que nuevos filósofos vengan a entresacar de ellas sus propias ideas. Aristóteles es, en verdad, el fundador de la lógica. A las ciencias naturales dedica una abundantísima parte de su producción- entre la cual deben destacarse el Tratado del Cielo, De la generación y de la destrucción, y, además un número muy considerable de pequeños tratados, el de Física, donde se discute tanto cuestiones de ciencia natural como de metafísica. En el campo de la especulación pura escribió Aristóteles un segundo libro de la física que dejó sin título. Sus comentadores y editores del siglo I a. C. lo bautizaron con el nombre de Metafísica, o ‘libro que sigue a la física’. Este título pasó a la historia para designar una de las partes de la filosofía. A la moral dedica dos libros: La Ética nicomaquea y la Ética eudemia y a la teoría de la ciudad el libro que precisamente lleva el título de Política. En la Retórica precisa las leyes del arte de convencer y con la Poética inicia una serie de estudios sobre el sentido de la tragedia y la épica cuya influencia es poderosa hasta el siglo XVIII y no deja de estar presente en las discusiones que en nuestros días se sostienen sobre el tema de las artes. En conjunto, la obra de Aristóteles sólo puede compararse, por su calidad, con la de Platón. En cantidad, es la obra más vasta de cuanto escribieron los griegos, en el terreno de la ciencia y la filosofía.