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IV > 4.1 Teoría narrativa
4.1 Teoría narrativa
Historia y discurso
Desde los formalistas rusos se ha operado una división, con propósitos puramente analíticos, entre el contenido del relato, y la forma de transmisión de ese contenido. Los formalistas llamaban a este binomio sujet y fábula; los estructuralistas, a partir de Todorov, historia y discurso. Con el tiempo, y a pesar de lo polémico de esta división analítica, ha sido el binomio de los estructuralistas, historia/discurso, el que ha cobrado carta de naturalización en un gran número de estudios sobre teoría narrativa, al grado de constituirse en el principio organizador del contenido global de esos estudios. La historia, o contenido narrativo, está constituida por una serie de acontecimientos inscritos en un universo espacio-temporal dado. Ese universo diegético, independientemente de los grados de referencialidad extratextual, se propone como el nivel de realidad en el que actúan los personajes; un mundo en el que los lugares, objetos y actores entran en relaciones especiales que sólo en ese mundo son posibles. El discurso, o texto narrativo, le da concreción y organización textuales al relato; le da “cuerpo”, por así decirlo, a la historia. Puesto que la historia es una abstracción, una construcción de lectura, tal abstracción es susceptible de ser transmitida por otros medios de representación y de significación. De ahí que el término discurso haya sido objeto de una extensión conceptual que le permite designar otras formas de narratividad y no sólo la del lenguaje verbal. Es posible entonces hablar de un discurso pictórico, cinematográfico o corporal como formas de articulación de significados que dependen de encadenamientos materiales que van constituyéndose como segmentos de significación dentro de un sistema semiótico dado. |
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