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comunicativo
2.1 El texto narrativo y su propósito
comunicativo
II. En busca de una estructura narrativa
—¡Lo logré!, ¡lo logré!— Carranza está a punto de salir gritando de la oficina pero se contiene, deposita sus reflexiones en un sobre y se dirige a donde está su jefa, para comunicarle triunfalmente que ahora sí encontró la narración culpable. Al llegar, lo recibe una secretaria que le entrega un documento: —Licenciado Carranza, la licenciada Leyva solicita que le entregue el informe y sus conclusiones por escrito... además, aquí está la declaración de Elvira Talamontes Guevara. Antonio lee someramente el texto; es decir, lee unas líneas del inicio, luego otras más de la parte central, pasa su vista sobre las últimas líneas y con ello sabe qué asunto se le presenta en dicho documento, luego lo guarda en su portafolios y pide permiso para ir a su casa. En el camino se pregunta si ese documento, esa declaración, será también una narración. Lee nuevamente, pero ahora con atención: ...el día de ayer, 18 del mes y año en curso, siendo aproximadamente las 23:20 horas, la declarante llegó a la esquina que forman las calles de López con Niño perdido, en el Centro Histórico, a efecto de realizar una llamada telefónica en la caseta que se localiza en la esquina citada; llegó primeramente a la caseta telefónica un individuo del sexo masculino, el cual realizó su llamada telefónica; la declarante esperó atrás de esa persona su turno. Una vez que terminó su llamada, dicho personaje marcó nuevamente otro número, por lo que la emitente, dirigiéndose a dicho personaje, le manifestó: “Es mi turno”, a lo que esta persona le contestó: “Yo voy a hacer las llamadas que yo quiera antes y usted no va a hacer ninguna llamada hasta que yo quiera”. La declarante no contestó nada y dejó que realizara su segunda llamada. Tres minutos después esta persona terminó de realizar su segunda llamada, e instantáneamente volvió a marcar otro número telefónico, por lo que la declarante, por segunda ocasión, dijo a este personaje: “Es mi turno”, a lo que dicho individuo contestó “con tono violento y agresivo”: “Usted no va a hacer ninguna llamada hasta que yo quiera”. La declarante colocó su mano en la palanca de tono del teléfono y la “colgó” para obstaculizar la tercera llamada del personaje, quien levantó amenazadoramente el auricular. La declarante se sintió en peligro y gritó: “Usted no me va a pegar”. Como respuesta el personaje propinó a la emitente un golpe en la cabeza, con el cual le causó la lesión que presenta. Al ver que ella sangraba, huyó y la declarante recibió auxilio de un ciclista que presenció la escena y quien, al notar el sangrado profuso, le ofreció su pañuelo. En ese momento circulaba una patrulla de la Secretaría de Protección. Al notar la tripulación la hemorragia de la declarante acudieron a socorrerla. La emitente dijo que un personaje del sexo masculino de 50 años de edad, aproximadamente, la había agredido y lesionado con el auricular del teléfono público y se había dado a la fuga corriendo sobre López. Por testimonio de la tripulación de la patrulla, la declarante supo que los policías fueron en seguimiento del agresor, a quien encontraron dos calles después mientras hablaba tranquilamente por teléfono. En el lugar fue aprehendido, a pesar de que forcejeó para evitar ser introducido al automóvil. Posteriormente dicho personaje fue presentado ante la autoridad, la declarante fue trasladada al Hospital de Sigüenza para ser atendida de su lesión y enseguida se trasladó a esta oficina, en donde, al tener a la vista al personaje agresor, lo identificó plenamente como el mismo personaje que la agredió y le causó las lesiones que refiere el parte médico del citado Hospital, por lo cual presenta su formal querella por el delito de lesiones cometido en su agravio, siendo todo lo que tiene que declarar y previa lectura de su dicho lo ratifica y firma al margen para constancia legal, estampando su huella para los efectos legales a que haya lugar. El licenciado Carranza se pregunta si esa declaración será una narración. Dudoso escribe: —¡No!, ¡no!— se dice con desesperación —la declaratoria finaliza cuando ella presenta su querella, lo cual significa que los golpes no equivalen a la situación final. Carranza sabe que en esa declaratoria hay una serie de acciones, sin duda regidas por el esquema causa-consecuencia, pero eso no decide que el texto sea una narración; se necesita “que el pato ingiera la goma”, y en la declaratoria... ¿dónde está la goma? La voz de su hijo lo distrae: —¡Papá!, ¡llegaste temprano! ¿Hoy también me vas a hacer de comer? -El investigador lo carga, le da un beso y mientras le sirve la comida escucha —Papá..., ¿qué estabas leyendo? —Una historia de mi trabajo. —¿Me la cuentas? El investigador intenta contársela como si fuera un cuento: —Es sobre un señor malo que, con el teléfono, le pegó a una mujer. —¿Y luego? —Lo detienen los policías. —¿Y entonces...? —pregunta el niño, impaciente. —Lo acusan... pero, ¿no quieres oír otro cuento? Una vez que ha atendido a su hijo, Carranza piensa en lo narrado; sin duda la declaratoria no relata lo que hizo el agresor... quien seguramente no sería el pato que se comió la goma... En esa declaratoria, ahora Antonio se pregunta, ¿cuál es la complicación?, ¿el no haber podido realizar la llamada?, ¿el golpe?, ¿la aprehensión?... ¿quién es ahora el pato; quién la goma y a qué equivale “borrarse” en esa declaratoria: —¡Nunca pensé que aprender a identificar una narración sirviera para entender lo que sucede en un texto! —se dice desesperado... —¿el pato es ella, el agresor o... la policía?... ¿Dónde está la complicación? ¿Quién podrá ser el actor principal de la narración? ¡No se pierda el siguiente episodio de La narración que perseguía a un hombre!
3/3
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