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II > 2.1 El texto narrativo y su propósito
comunicativo
2.1 El texto narrativo y su propósito
comunicativo
VII. Las pesadillas de un investigador
La licenciada Leyva estrecha la mano de su subordinado y no le pregunta por el informe, sino directamente le pide que responda: ¿qué texto enloqueció a Lauro Heredia Mendizábal? —El que hablaba del Faro de Alejandría. —Porque es el único texto que tiene esta estructura: —¡Ah! —su jefa aprueba—. Eso quiere decir que usted se ayudó de
conectores textuales Al investigador le hubiera gustado que un suceso desencadenante, algo así como un temblor de tierra repentino, lo llevara a una situación final: estar fuera de esa oficina. No sabe qué le está diciendo la licenciada Leyva. Trata de fingir aplomo, pero ella percibe la ignorancia de su subalterno: —Desde luego que usted siempre recordó que una narración tiene, en
forma implícita o —Sí... sí... desde luego—. Asiente Carranza, reflexionando que si Georgina Leyva le hubiera hablado en otra lengua quizá le entendería más. Ella sonríe para sus adentros y lo ayuda sutilmente: —Usted sabía desde el comienzo que frases como: “había una vez”, “en cierta ocasión”, “en un principio”, nos indican que va a iniciar una narración, y por eso se llamarían “marcadores”, pero los conocemos como conectores, ¿no es verdad?... y que ésos son conectores de situación inicial. Las complicaciones pueden ir encabezadas por frases o palabras como: “de repente”, “de pronto”, “de forma inesperada”, “todo cambió cuando”... y los conectores de situación final cierran la narración con frases que, estén escritas o no, indican la terminación: “finalmente”, “por último sucedió que...” 1/2
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