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II > 2.1 El texto narrativo y su propósito
comunicativo
2.1 El texto narrativo y su propósito
comunicativo
VI. ¿Quién cuenta la historia?
El investigador camina apresurado aun cuando quisiera que el trayecto se hiciera eterno para no enfrentarse a su jefa... ¿Cómo librarse de una llamada de atención? —¡Le contaré una historia!—. Antonio Carranza decide convertirse en el pato que come una goma y se borra, por lo cual no entrega su informe laboral. Respira hondo, suelta el aire y organiza sus ideas ayudado por el esquema que ayer ideó: El investigador descubre que ahora es capaz de
—¿Y quién puede contar esa historia? ¿Quién puede ser el narrador? —se pregunta. —Ojalá que un dios se apareciera a la jefa para decirle: “El licenciado Carranza no trae su informe porque sucedió que...” Un narrador que supiera todo, mis pensamientos, sus pensamientos... ¿cómo se llama el que sabe todo?... ¡Ah!, ¡omnisciente! Como quien contaba una historia que tuve que aprender de memoria cuando tenía quince años y aún ahora recuerdo: Sin embargo, hubo un artesano que hizo una vasija de vidrio irrompible; fue llevado a la presencia del emperador, con su regalo; después hizo como que se lo daba y lo dejó caer al suelo. El emperador no pudo evitar el susto; el hombre levantó del suelo la vasija que se había abollado como si fuera de bronce; después sacó de su túnica un martillo y desabolló fácilmente la vasija y la dejó como nueva. Hecho esto, pensó que lo iban a considerar como un dios, sobre todo cuando el emperador dijo: “¿Hay alguien más que sepa esta forma de hacer vidrio?” Mirad lo que pasó: cuando el hombre dijo que no, el emperador ordenó que lo decapitaran porque, si llegara a saberse, el oro no valdría más que el barro. Petronio, El satiricón (fragmento), en Juan Antonio Ayala (pról., y trad.),
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