1.3. Requisitos para construir un buen argumento
Las razones sólidas son las que sostienen la conclusión de una manera convincente. Para que las razones o premisas sean convincentes algunos autores señalan que es necesario que tengan las características de ser: relevantes, suficientes y aceptables.
Una razón es relevante si nos conduce o presta apoyo a la conclusión. Veamos el siguiente caso:
Podríamos argumentar que no se debe condenar a un asesino, por ejemplo Diego Santoy Riverol, esgrimiendo como razón que sus padres no podrán resistir el dolor y la vergüenza de tener un hijo delincuente o asesino. Sin embargo, esto no sería relevante. Para evitar su condena, deberíamos alegar que Diego no fue responsable de sus actos porque estaba perturbado, desequilibrado o enfermo, o que fue obligado a realizar los homicidios, pero no apelar al dolor y vergüenza de sus padres.
Para que una premisa sea suficiente es conveniente acumular muchos argumentos que, por distintas razones y de diferente manera, abunden en la conclusión que queremos sostener. Para ello, se recomienda buscar por diversos caminos varias razones que apoyen la misma conclusión.
La mayor parte de nuestras argumentaciones no se centran en datos objetivos o indiscutibles, sino en cuestiones que tienen que ver con cosas controvertibles como lo justo, lo preferible, lo probable. Por eso es conveniente que nuestras premisas tengan un respaldo que las sostenga para que sean aceptables.
Una premisa es aceptable cuando: ofrece datos objetivos, expresa un conocimiento común a todos, contiene un testimonio incontrovertible, constituye un testimonio de un experto, asimismo, cuando es la conclusión de un argumento ya aceptado o cuando puede probarse porque cuenta con un respaldo sólido.
Por el contrario, una premisa no es aceptable si constituye una afirmación confusa o ambigua, está en contradicción con la evidencia o con una fuente creíble, cuando contradice otras premisas del mismo argumento o contiene aseveraciones dudosas que no tienen respaldos.