1.4.2. Argumento inductivo
El argumento inductivo es aquel en el que a partir de la observación de un cierto número de casos particulares, -en un número suficiente de individuos de una clase determinada-, se generaliza en la conclusión las propiedades que se predican en las premisas con respecto a los objetos observados de una clase dada, a todos los miembros de la misma. Tal generalización vale no únicamente para los casos que hemos observado, sino para todos los de su especie, es decir, aún para los que no hemos observado. Veamos un ejemplo:
El león es un felino y tiene garras
El tigre es un felino y tiene garras
El puma es un felino y tiene garras
n.
- Probablemente, todos los felinos tienen garras
En este caso observamos a ciertos individuos particulares: león, tigre, puma y n., los cuales pertenecen a la clase de los felinos, observamos que todos ellos tienen en común la propiedad de tener garras, y entonces inferimos que, con base en nuestras observaciones, probablemente todos los miembros de la clase felino tienen garras.
La forma del argumento inductivo sería la siguiente:
El individuo A pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
El individuo B pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
El individuo C pertenece a la clase X y tiene la propiedad P
n.
- Probablemente todos los individuos de la clase X tienen la propiedad P
Hay algo que es importante destacar al caracterizar el argumento inductivo, a diferencia del argumento deductivo, el apoyo que las premisas dan a la conclusión es más débil. En un argumento inductivo, si las premisas son verdaderas, la conclusión tendrá más probabilidad de ser verdadera; mientras que en un argumento deductivo, si las premisas son o se suponen verdaderas, la verdad de la conclusión se infiere con absoluta necesidad. Por esta razón, se dice que la inferencia en los argumentos inductivos es más débil, mientras que en los deductivos es más fuerte.
En todos los argumentos inductivos, la conexión entre las premisas y la conclusión sólo permite suponer, en el mejor de los casos, que si todas las premisas son verdaderas, entonces es probable que la conclusión también lo sea. Si las premisas proveen un apoyo adecuado a la conclusión, es decir, si son verdaderas y se ha analizado un número suficiente de casos, entonces decimos que es un argumento correcto.