Indice > Filosofía > Anexo > Tema III > Errores en la argumentación.
Errores en la argumentación
3.6 Otras formas de reconocer y evitar las falacias

Para enfrentar las falacias, podemos tomar en cuenta las siguientes indicaciones que describiremos paso a paso, mostrando el camino procedimental para desarrollar la habilidad lógica aplicada con que contrarrestarlas.

1. Si en términos generales las falacias son argumentos inválidos o incorrectos pero que parecen válidos y correctos; debemos primero tratar de reconocer o identificar el argumento. Formado éste por premisas y conclusión se verá evidenciado la mayor de las veces por palabras de enlace entre esos elementos. Debemos buscar en el lenguaje escrito u oral esos indicadores que nos señalan algún argumento; sea P premisas y C conclusión hay que poner atención en alguno de los siguientes indicadores: P en consecuencia C, P por lo tanto C, de P inferimos C, P luego C, P por lo cual C.

2. Debemos comprender en qué consiste el error lógico de las argumentaciones falaces. Cuál es la falla que las hace inválidas: la mala, irrelevante, no pertinente o nula relación de implicación inferencial entre las premisas y la conclusión, como en las falacias de atinencia; los inadecuados usos del lenguaje como son en las falacias de ambigüedad; algún esquema de estructuración ya probado como inválido, caso es en las falacias formales.

3. Las falacias sin embargo nos parecen "buenos argumentos". En este punto hay que buscar qué elemento extraño se ha puesto en lugar de dar razones.

4. Con las falacias informales de atinencia, por ejemplo, basta con mostrar esa falla o falta de implicación, a través de develar o establecer qué tipo de premisas presenta (la fuerza, la autoridad, la ignorancia, causas falsas, equívocos, emociones como la piedad, el temor o miedo u otros sentimientos), en lugar de dar razones para hacer valer la conclusión.

5. Específicamente con las falacias informales de ambigüedad, en las que un mal uso del lenguaje lleva a la ambigüedad y hace irrelevantes o multívocas la conclusión y las premisas, hay que poner atención en definir y clarificar los conceptos que intervienen en el argumento y que se están manejando con varios sentidos; o bien delimitar el sentido de una proposición para evitar confusiones y ambigüedades.