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I > 1.1 El pasado de los pueblos indios
1.1 El pasado de los pueblos indios
1.1.2.2 Periodo Clásico
El desarrollo continuo de la agricultura intensiva y el incremento de grandes concentraciones de población, con urbanismo desarrollado a través de una planificación rigurosa y complejos arquitectónicos masivos, intensificaron la diferenciación entre las zonas rurales y las ciudades, entre 200 y 600. El crecimiento de la población favoreció las migraciones hacia el norte y fortaleció el comercio con las tierras lejanas de la Sierra Madre Oriental y de la Sierra Madre Occidental, en la región llamada Oasisamérica. Allí, se obtenía la turquesa, los adhesivos vegetales para enmangar cuchillos, puntas de proyectil y el cactus ceremonial llamado peyote. En los grandes centros urbanos de Mesoamérica se desarrolló aún más la especialización ocupacional, lo que indica la existencia de mayores diferencias sociales. Las élites gobernantes se consolidaron y controlaron ideológicamente a la población, apoyándose en las instituciones religiosas que durante esta época formaban parte del poder político en toda Mesoamérica. Las grandes ciudades, que ejercían un poderoso control regional, se transformaron en potencias políticas. Durante el periodo clásico, podemos hablar del surgimiento de los primeros grandes estados mesoamericanos. En torno a ellos se estructuraron redes complejas de comercio a larga distancia y su influencia económica y política se ejerció sobre amplias regiones, mediante el dominio comercial, las guerras de expansión y los sacrificios humanos multitudinarios. Durante el periodo Clásico se establecieron grandes tradiciones culturales regionales en Mesoamérica, como el caso de las culturas teotihuacana, cholulteca, zapoteca, totonaca y maya; esta última pobló los bosques tropicales del sur del México actual y de Centroamérica. Los grandes estados mesoamericanos, incluidos Teotihuacan, Cholula, Monte Albán, Tajín, Palenque, Tikal y Copán, perdieron su poderío durante el periodo comprendido entre los años 600 a 900, sin que una sola causa sirva para explicar el declive. Los centros políticos dependientes de aquellos estados clásicos se erigieron en nuevas y poderosas unidades políticas regionales que tuvieron una duración efímera. En forma sucesiva y con distintos ritmos, las nuevas ciudades alcanzaron su auge y se colapsaron al incrementarse la competencia comercial y agudizarse los conflictos armados. Los pobladores formaron nuevos centros de poder, con marcada pluralidad étnica, en emplazamientos estratégicos con urbanismo y arquitectura defensiva, como Tula, en el actual estado de Hidalgo; Xochicalco, en Morelos; y Cacaxtla, en Puebla. Las complejas redes de comercio de la primera parte del periodo Clásico se fraccionaron y las tradiciones regionales anteriores se reagruparon, creando nuevas formas culturales que se expresan en un arte ecléctico.15 Las obras escultóricas de los últimos centros del periodo Clásico muestran una gran preocupación por controlar el tiempo, a través del perfeccionamiento del calendario, y un gran desarrollo de la escritura, la numeración y la astronomía. El propósito de tanto refinamiento parece haber sido llevar la crónica de personajes particulares confundidos entre historia y mito. Durante este periodo aparece la metalurgia en pequeña escala que, pese a ser una importante innovación tecnológica, no parece haber significado una revolución para estas culturas, como sí lo fue para otras en Europa.
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